Kiko Mestre, uno de los periodistas a quien la Policía ha incautado su teléfono para investigar las filtraciones periodísticas en el caso Cursach, critica la indefensión de la profesión ante las prácticas del entorno del empresario
En un auto, el antiguo instructor de la causa habló de la compra de periodistas por parte de Cursach: «Tienes que coger a dos o tres periodistas y darles 1.000, 1.500 o 2.000 euros cada mes», le dijo a un interlocutor
Cursach, actualmente en libertad, está acusado de más de 16 delitos y es el protagonista de la mayor trama de corrupción de Baleares
«Hemos publicado un montón de noticias, pero a raíz de realizar una entrevista en exclusiva a una testigo clave del caso Cursach, empezaron las amenazas y las advertencias». Habla Kiko Mestre, periodista del Diario de Mallorca a quien la Policía Nacional ha requisado su teléfono en el marco de una investigación por las informaciones periodísticas del caso Cursach, Bartolomé, el todopoderoso empresario de la noche mallorquina acusado de más de una docena de delitos. El sumario que lo investiga describe cómo fue capaz de corromper una isla entera, sobre todo a policías y políticos, para garantizar el monopolio de su imperio empresarial. La lista de delitos que se le imputan es interminable: extorsión, cohecho, falsedad documental, uso de documentos falsos en un proceso, información privilegiada, amenazas, tráfico de influencias, coacciones, blanqueo, delito fiscal, contra la salud pública, contra los derechos de los trabajadores, asociación ilícita/pertenencia a organización criminal, corrupción de menores y homicidio.
Mestre, reputado periodista mallorquín, lamenta que tanto a él como a una compañera de Europa Press les hayan requisado los teléfonos móviles. «El mundo está al revés, la justicia se dedica a investigar quién filtra las noticias», lamenta Mestre. La Policía ha entrado este lunes en la redacción del Diario de Mallorca y de Europa Press Baleares para requisarles material relacionado con la cobertura periodística del caso. Los agentes, que tenían una orden judicial, no se han llevado nada de la redacción de Diario de Mallorca, pero han requisado dos ordenadores de la empresa y varios documentos en papel de Europa Press.
Para Mestre, el problema va más allá de su caso: «Hoy he sido yo a quien le han retirado el teléfono, pero mañana será otro. La información que yo tengo en el teléfono, profesional y personal, está descontrolada. Con esta intervención policial, damos el mensaje a una fuente que esté interesada en hablar con un periodista de que se lo piense dos veces. Hasta ahora, parecía que estábamos protegidos por el secreto profesional». Las asociaciones de periodistas españolas y baleares -FAPE, el Sindicat de Periodistes de les Illes Balears y la Associació de Periodistes de les Illes Baleares- también han mostrado su preocupación por este ataque contra la libertad de prensa.(Fuente: eldiadrio.es)
En la foto Bartolomé Cursach