Una de las leyendas urbanas más conocidas de Madrid es la de esta iglesia.
Cuenta que una noche de carnaval de 1838, se celebraba una fiesta para los nobles. Un joven británico, recién llegado a la capital, se quedó prendado de una muchacha de tez pálida y cabellos oscuros que bailaba alegre y risueña con un precioso disfraz blanco.
Tras varios bailes con la joven, ésta le pidió que le acompañara hasta la cercana Iglesia de San José. El inglés sin entender el motivo, accedió y fueron caminando hasta la parroquia. Se despidieron en la puerta de la iglesia, pese a que él insistió en acompañarla hasta su casa. Acordaron volver a verse al día siguiente a mediodía en ese mismo lugar.
Allí estaba él, deseando volver a encontrarse con la muchacha. En vista de que no aparece entra en la iglesia y se encuentra un funeral con un ataúd colocado a los pies del altar. Curioso, se asoma a ver a la chica que yace en su interior y ¡se encuentra con la joven a la que él espera! Con un susto de muerte, sale de la iglesia corriendo. Una amiga de la fallecida le sigue, y le pregunta si la conocía, a lo que él responde que la conoció la noche anterior…
«¡Imposible!» responde la amiga, «justo a la hora a la que dices haberla conocido ella falleció”
MARÍA ANTONIA MANTECON