LA IZQUIERDA Y LOS PIJIPROGRES por César Jara (periodista)

Hace unos días, estuve compartiendo un rato en la feria del libro en Castelló de la Plana; ahí me reencontré con dos buenos amigos, que son pareja sentimental hace muchos años.
Ella es profesora de enseñanza secundaria y él se acaba de jubilar como trabajador especializado de la industria cerámica.
Ambos son excelentes personas y se han pasado (y se pasan) la vida entera luchando por la mejora de vida y la dignidad de la clase trabajadora, sin concesión alguna al desaliento ni a la dejación de los principios ideológicos y la coherencia política.

 

Ambos militan desde hace muchos años en el PCE y en IU, y son de los mejores militantes que he conocido jamás.
Me confesaron que se sienten algo cansados y desmoralizados por la marcha a la deriva de sus respectivas formaciones políticas, hacia su más que previsible disolución-absorción en las filas “podemitas”, ese batiburrillo que no es ni de izquierdas ni de derechas, que son los de abajo y que carece de ideología y principios claros y firmes.
Mis amigos están hastiados también al ver cómo algunos personajillos de lo que, ellos y yo, podíamos llamar los pijiprogres de Castelló, los que nunca han estado en un tajo obrero ni han dado palo al agua, ni en política ni en lo de currar, se han alzado hace algún tiempo con la bandera de la supuesta izquierda, la de los puestos y sueldos bien pagados en ayuntamientos y diputaciones, la de los que pasaron en unas semanas desde la manifestación y la pancarta, desde el oportunismo político, hasta las instituciones vía electoral por obra y gracia de extrañas coaliciones, agrupaciones y formaciones de colores variopintos.

 

Desde luego, me aseguran, no con la bandera nítida roja con la estrella de cinco puntas o la hoz y el martillo…
Lamentablemente, vivimos tiempos en España en que esto que cuentan mis buenos amigos se ha convertido en algo habitual y miles de pijiprogres, con la nevera bien repleta y las espaldas bien cubiertas y con despachos bien enmoquetados, asesores, secretarias y grandes sueldos juegan a hacerse pasar por las nuevas izquierdas, cuando ni saben ni quieren saber nada realmente de los trabajadores, del pueblo.

 

Aquí en Gandia hay un buen puñado, alguna es bien conocida por su afán ególatra y su pasión por desfiles varios, procesiones todas y modelitos de diseño a ponerse cada día, posando en interminables galerías de fotos en todo momento y ocasión…

 

En fin, son cosas que suceden hoy en día, pero la izquierda de siempre, la que encarnan personas como el difunto Marcelino Camacho y su compañera Josefina Samper, los que de verdad amaron, sintieron y defendieron a la clase obrera de este país de países está ahí, en la memoria colectiva de millones de ciudadanos que tenemos claro lo que es ser de izquierdas y salimos de nuevo a las calles a luchar por la dignidad de las pensiones, contar el recorte brutal de derechos sociales y contra ese incipiente neofranquismo que nos roba libertades democráticas.

 

Los otros, las otras, pijigrogres, siguen en su mundo de yupis gozando la vida y sus sueldazos y haciendo discursos banales de vez en cuando…

 

Decía el gran poeta del pueblo Antonio Machado que se hace camino al andar y eso es lo que hago cada día de mi vida: ser coherente con mis principios ideológicos sin concesiones, no como este rebaño de pijiprogres que se arroga la bandera de una vergonzosa bandera colorada o morada de la pseudoizquierda, la que ya no es ni marxista, ni anarquista, ni socialdemócrata ni verde ni nada…los nuevos pijiprogres con sueldazo de alcaldesas o concejales o diputados.

 

César Jara – Periodista .

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