En 1977 Tom Ogle, un mecánico estadounidense de 24 años, natural de El Paso, inventó un sistema que ahorraba muchísima gasolina.
Fue a consecuencia de una avería en su corta césped. Viéndose obligado a repararla, se le ocurrió hacer una especie de by pass y metió directamente combustible vaporizado al cilindro. Trabajando en esto vio que, si se calentaba la gasolina hasta vapor y se inyectaba directamente, el motor ganaba potencia y consumía mucho menos.
Después de muchas pruebas sustituyó el carburador y la bomba por un aparato que llamó “filtro”. Probado en su coche, el consumo pasó a ser de veinte litros a cuatro y la emisión de gases casi nula.
Hizo una demostración pública, con periodistas, etc que fue un éxito y numerosas compañías se interesaron por “el filtro”, sobre todo la Shell, a la que dijo que no. Consiguió inversores y su idea fue tomando forma. Empezó entonces una campaña de desacreditación que acabó con su ruina, separación, borracheras y por último un día de 1981 que salía borracho de un bar alguien le pegó un tiro. La policía lo consideró suicidio. (¿Dónde estaba el arma?)
¿No está pasando lo mismo con otros tipos de motores, de medicinas, de combustibles, de alimentos, en general de todo?
No quiero sacar conclusiones, que cada cual saque la suya.
María Antonia Mantecón