El conflicto colombiano es, según los expertos, el más largo de la historia de América Latina, y ha dejado millones de víctimas de desplazamiento forzado, un drama que refleja la película de Laura Mora
El proceso suena sencillo: recuperar con una notificación judicial las tierras que pertenecieron a tu familia, pero que se las arrebataron grupos armados hace años. La realidad es más complicada. Los reyes del mundo, la película ganadora del premio máximo del Festival de Cine de San Sebastián, la Concha de Oro, retrata esta dura realidad a través de la historia de un grupo de cinco amigos.
La directora del filme, Laura Mora Ortega, refleja un conflicto prolongado que tiene lugar en Colombia, con millones de desplazados forzados, cientos de miles de muertos y decenas de miles de desaparecidos, como recoge el Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, firmado en 2016 por el Gobierno colombiano y la organización guerrillera de las FARC.
De la mano de Rá –quien busca recuperar las tierras que arrebataron a su abuela–, Sere, Culebro, Winny y Nano, Los reyes del mundo sigue el recorrido de estos cinco amigos que, “sin tener a nadie”, como dicen en la cinta, buscan un hogar común.
Los números del conflicto: más de ocho millones de desplazados y cientos de miles de muertos
Los reyes del mundo arranca con una notificación judicial que Rá, uno de los protagonistas, recibe: “El juzgado accedió al derecho de restitución de tierra de la víctima de desplazamiento forzado Gilma Ledesma”, la abuela del joven.
Ledesma es una de los millones de personas que se vieron obligadas a abandonar sus tierras. La Comisión de la Verdad cifró en su informe final (publicado en 2022) en ocho millones las víctimas que se han visto forzadas a desplazarse de sus territorios, tanto fuera como dentro de la frontera.
Dicho informe reconoce que, en un conflicto inicialmente protagonizado entre el Gobierno y las guerrillas, se sumó la participación de los grupos paramilitares. En total, estos actores fueron responsables de “450.666 muertos, 121.768 desaparecidos de manera forzada, 50.770 secuestrados, 16.238 niños, niñas y adolescentes reclutados” y millones de desplazados.
Además, como explica a Newtral.es Alejandro Reyes, investigador independiente de Colombia, se estima que cerca de seis millones de hectáreas fueron despojadas. “La mayoría de ellas eran tierras pequeñas sobre las que sus propietarios no tenían derechos claros, sino una posesión de facto, sin apoyo legal”, aclara Reyes, que añade que en Colombia hay una informalidad de terreno muy grande, “cerca del 60 y 65% de las tierras son informales, no tienen un título registrado que ampare su derecho”.
Un conflicto longevo, complejo y violento: el origen de los grupos paramilitares
En conversación con Newtral.es, Jerónimo Ríos Sierra, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), explica que “la complejidad viene porque, además de las guerrillas, había muchas estructuras paramilitares que empiezan a surgir paulatinamente a finales de los años 70 y, junto a estas, el cártel de la droga. Todos estos actores hacen que la complejidad, longevidad y violencia del conflicto sean distintivas”, señala el experto.
Sin embargo, Ríos aclara que, “en sentido estricto”, los grupos paramilitares ya existían desde mediados de los 60. Un decreto de 1965 –posteriormente convertido en ley– permitía a la población civil defenderse, armarse, para defenderse de posibles acciones guerrilleras (robos de ganado, extorsiones…).
Pero en 1978, la situación cambia: “En Puerto Boyacá, pequeños campesinos y ganaderos de clase media empiezan a organizarse para defenderse de las presiones de la guerrilla porque el ejército no les brinda seguridad. Empiezan a comprar armamento y, aprovechando un marco legal condescendiente, se organizan para defenderse de la guerrilla”. Ríos añade que esto permitió establecer las piedras fundacionales del paramilitarismo contemporáneo que, a través de extorsiones, consiguen más poder económico y militar, hasta afianzarse como un poder territorial.
Esta situación se prolongó desde los 80 hasta consolidarse en los 90. “Empiezan a tener miles de efectivos, a controlar casi cientos de municipios y a aprovechar un vacío de poder en el tablero de la violencia como consecuencia de la pérdida de influencia de los cárteles de la droga”, explica el profesor de la UCM. Y, con este vacío de poder, arranca una pugna entre guerrillas y paramilitarismo.
Los enfrentamientos entre las guerrillas y los paramilitares que forzaron el desplazamiento de millones de personas
El choque entre ambas partes se da porque, como señala Ríos, Colombia es un país “con más territorio que soberanía”. Es decir, en un momento superado por la violencia, las guerrillas y los paramilitares organizan políticamente el territorio al margen del Gobierno. En esto coincide Reyes, que matiza que el Estado colombiano no ejerce control territorial en todo el país. “En la periferia hay más de 50 estructuras de crimen organizado que ejercen control, explotan negocios ilegales… no hay casi autoridad efectiva del Estado”, señala el investigador colombiano. Un escenario que refleja la directora de Los reyes del mundo.
Los expertos consultados señalan la década de los 90, especialmente a finales de esta, como el momento clave en la consolidación de estos grupos. “Cuando el expresidente Samper se da cuenta en el 97 de que el paramilitarismo está creciendo e incorporando armas largas (fusiles, ametralladores, etc.), el poder de estos grupos es tan fuerte que no podrá detenerlo”, sentencia Ríos.
Por tanto, el conflicto pasa a ser a tres: paramilitares, guerrilla y Estado. Reyes argumenta que entre 1997 y 2005 se produjo la mayor acción de consolidación de territorios libres de guerrilla. “Para ello, aterrorizaron y expulsaron a una parte del campesinado. Se consolidaron a costa de la población campesina, que tuvo que huir hacia las ciudades y otras zonas sin nada, ya que vivían de su producción agrícola”, explica el investigador. Una realidad que tiene consecuencias a día de hoy, como muestra Los reyes del mundo.
A esto hace referencia también el profesor de la UCM. “La guerrilla estaba mejor formada, tenía más experiencia y mejor material militar, por lo que los paramilitares casi nunca tuvieron buenos resultados a la hora de combatir”. Por tanto, su forma de ganar territorio era atemorizando a la población.
Recuperar tierras ocupadas, uno de los grandes temas pendientes que refleja Los reyes del mundo
Rá, el heredero que protagoniza Los reyes del mundo, emprende un camino para recuperar las tierras de su abuela después que la justicia cumpliera con “la ley 1448 de víctimas y restitución de tierras tras los Acuerdos de Paz”, como redacta la carta que recibe.
Estos procesos de devolución se remontan a 2011, año en el que, como explica Reyes, se aprobó esta primera ley en Colombia para restituir tierras: “Se creó una institución fuerte en el Ministerio de Agricultura para hacer un registro de tierras despojadas para que los jueces puedan estudiar caso a caso e ir devolviendo las propiedades”, explica el investigador, que reconoce que es más fácil decirlo que hacerlo.
“La propiedad rural, sobre todo la pequeña, ha estado muy mal titulada, no tienen derechos sobre esta”, por lo que el registro fue difícil de elaborar. Aunque se han devuelto casi 400.000 a sus dueños, “durante el Gobierno de Duque (2018-2022) se ralentizó el proceso de restitución, por lo que se paralizaron muchos procesos, otros fueron rechazados por no acreditar documentos necesarios o bien porque desaparecían pruebas de las oficinas públicas”, relata Reyes.
Además, los nuevos dueños de muchas de las tierras despojadas eran de grupos armados que no aceptaban que los anteriores dueños reclamasen, señala el investigador, por lo que usaban las armas. Este es el problema que se encuentran los protagonistas de Los reyes del mundo: cuando llegan a las tierras heredadas, descubren que hay un grupo armado explotando minas de oro y que niegan que los jóvenes, pese a tener autorización judicial, recuperen el terreno. “Es el contraste entre lo que ordena la ley y los poderes de facto: son violentos y están armados, no les vale ningún derecho que vayan a reclamar. Es una metáfora de lo que ha ido pasando. El proceso de despojo ha sido muy violento”, concluye Reyes.
Fuente: Newtral- María Pascual